Arritmias: todo lo que necesitas saber para cuidar tu corazón
¿Te ha dicho alguna vez el médico que tienes “arritmia”? No te preocupes, no es una palabra misteriosa. Significa simplemente que el ritmo de tu corazón no es regular. A veces late más rápido, a veces más lento o incluso con pausas inesperadas.
El corazón funciona como una bomba: cada latido está coordinado por señales eléctricas. Cuando esas señales se desajustan aparecen las arritmias. Lo bueno es que la mayoría son tratables y muchas personas viven sin problemas graves.
Tipos de arritmia más habituales
Fibrilación auricular (FA): Es la arritmia crónica más frecuente. El latido se vuelve irregular y rápido, lo que puede producir palpitaciones, cansancio o dificultad para respirar.
Taquicardia supraventricular: Aquí el corazón late muy deprisa, a veces por menos de un minuto. Suele causar sensación de “correr” sin haber hecho ejercicio.
Bradicardia: El ritmo se vuelve lento, bajo 60 latidos por minuto. Si te sientes mareado o con falta de aire al subir escaleras, podría ser señal.
Extrasístoles: Son latidos “extra” que aparecen entre los normales. Suelen pasar desapercibidos, pero pueden resultar molestos.
Cómo reconocer los síntomas y cuándo buscar ayuda
Los signos más claros son palpitaciones (sensación de que el corazón salta o golpea), mareos, desmayos y cansancio excesivo. Si notas cualquiera de estos síntomas de forma recurrente, agenda una cita con tu médico.
Un examen rápido con electrocardiograma (ECG) suele bastar para identificar la arritmia. En casos más complejos se usan pruebas de Holter o estudios de electrofisiología.
No esperes a que los síntomas empeoren. Un diagnóstico temprano permite elegir el tratamiento adecuado y reducir riesgos como accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca.
Opciones de tratamiento: de cambios de estilo a medicamentos
El primer paso suele ser ajustar hábitos: evitar exceso de cafeína, alcohol y tabaco; mantener un peso saludable y hacer ejercicio regular. Estos cambios pueden disminuir la frecuencia e intensidad de las arritmias.
Si los cambios no son suficientes, el médico puede recetar fármacos. Un ejemplo frecuente es la flecainida, que se utiliza para controlar latidos irregulares y prevenir episodios de FA. Otros medicamentos comunes incluyen betabloqueantes, calcioantagonistas y anticoagulantes (para prevenir coágulos en caso de fibrilación auricular).
En casos más graves, se considera la ablación con catéter: una intervención mínimamente invasiva que destruye pequeñas áreas del tejido cardíaco que generan el ritmo anómalo.
Recuerda siempre seguir las indicaciones del profesional y no automedicarse. Cada arritmia tiene su particularidad y requiere un plan personalizado.
Vivir con arritmia: consejos prácticos
- Lleva un registro de tus síntomas: anota cuándo aparecen, duración y actividades relacionadas.
- No ignores los signos de alarma como dolor en el pecho, desmayos o dificultad para respirar; busca ayuda inmediata.
- Controla la presión arterial y el colesterol; ambos influyen en la salud del corazón.
- Si tomas flecainida u otro fármaco, revisa periódicamente la dosis con tu médico y comunica cualquier efecto secundario.
- Participa en grupos de apoyo o foros para compartir experiencias; no estás solo.
Con información adecuada y seguimiento profesional, la mayoría de las personas con arritmia pueden llevar una vida plena. No dejes que el miedo te paralice: actúa, pregunta y cuida tu corazón día a día.